¿Qué son los talentos dormidos?
La grandeza del ser humano radica en su singularidad, conectada a lo divino mediante esa “chispa luminosa” que nos anima.
Creados a imagen y semejanza de Dios, cada uno representa un potencial inmenso y posee una variedad infinita de talentos y poderes.
El ser humano, en su esencia, es poderoso y creativo, capaz de contribuir al mundo de manera única.
Sin embargo, en ocasiones, estos talentos permanecen invisibles, reprimidos por mandatos y creencias que la sociedad considera irrelevantes.
A pesar de ello, cada individuo conoce en lo profundo de sí mismo cuál es su talento y su alcance.
La tarea consiste en identificar esa capacidad y desarrollarla, ofreciéndola al mundo, especialmente a aquellos que pueden no reconocer su valor.
Dentro de nosotros, según el sistema hindú de los Zakas, reside la capacidad de manifestar, decidir, compartir, amar, decretar, ver y conectarnos con energías superiores para transformar nuestro entorno y ofrecer lo mejor de nosotros mismos.
Cada uno, al cumplir su misión única, contribuye a la Gran Unidad que conforma la existencia.
En la actualidad, experimentamos un despertar de la conciencia, un cambio interno significativo en el mundo.
Este despertar implica reconocer y valorar la intuición interna, esa guía interior que a menudo subestimamos.
Existen dos actitudes predominantes: la pasiva, caracterizada por una actitud zen y la espera de que otros actúen, y la otra, que espera que las circunstancias externas resuelvan todo por nosotros.
La respuesta a cómo vivir la vida de manera auténtica radica en nuestro corazón.
Recibimos respuestas cuando cuerpo y mente están alineados, y nuestra responsabilidad es ponerlas en acción, aprender, procesar y actuar.
Para vivir la vida a través de nosotros mismos, y no imitar a otros, es esencial comprender que el verdadero poder está en nosotros.
El mundo exterior que nos presentan las redes sociales busca distraernos y alejarnos de nuestro poder personal.
Debemos recordar que lo único real es lo que hacemos con lo que percibimos.
A menudo, nos acostumbramos a esperar que los milagros ocurran fuera de nosotros, sin reconocer que somos capaces de crear nuestro propio universo.
Debemos aprender a ser individuos dentro del colectivo, siendo conscientes de que nuestras acciones y decisiones contribuyen a la expansión de nuestro mundo.
El Verbo, según la Biblia, es la acción, el decir que genera la creación.
Del mismo modo, nosotros creamos nuestro mundo a través de nuestras palabras y acciones.
Aunque existan fuerzas externas que deseen influir en nosotros, al desplegar nuestra creatividad, expandimos nuestro universo.
En cuanto a las capacidades emocionales, el ser humano es un ser emocional, y el control emocional es clave para una convivencia armoniosa con los demás.
El mundo pertenece a aquellos que sueñan y pueden ver más allá de la vida ordinaria.
La meditación, la visualización y la creación consciente son prácticas poderosas que nos conectan con nuestra esencia divina.
Solicitar la guía de los Seres Espirituales en estas prácticas nos proporcionará respuestas significativas.
Namasté.