autoestima

¿Cómo no caer en el «Buenismo»?

https://youtu.be/S_2hVnFmJZI ¿Conoces tú, el significado de la palabra “Buenismo”? Buenismo, es un término peyorativo para indicar conductas basadas en la creencia de que gran parte de los problemas pueden resolverse a través del diálogo, la solidaridad y la tolerancia, cuando dichas prácticas no serían posibles. La palabra buenismo está inspirada en la expresión inglesa  do-gooder, literalmente «hacedor de bien, el que hace el bien», asimismo, aplicada a aquellas personas que tratan de hacer buenas obras, a fin de ganarse el reconocimiento de los demás. En los últimos tiempos podemos observar, como muchos padres que tienen hijos , niños y adolescentes en edad escolar, ante el reclamo de comportamiento de los maestros, adoptan esa suerte de diálogo buenista, tratando de justificar muchas veces lo injustificable planteado por las autoridades del colegio. Sin siquiera haberse detenido a analizar en profundidad lo ocurrido. Por supuesto que tanto padres como docentes, tenemos la obligación de ser buenos, pero sucede que existe una línea muy fina entre tener un comportamiento, honesto, correcto, consciente, y el buenismo. Cuando a un niño le estamos transmitiendo (sin darnos cuenta) mensajes de buenismo, no lo estamos educando, sino todo lo contrario. Le estamos quitando de poco, la posibilidad de plasmar sus verdaderos valores. Decía Platón; “Hay un valor muy grande, que es la voluntad”; él hablaba de las cualidades que tenemos todos en nuestra esencia, en nuestra alma, y que haríamos bien en potenciar y plasmar, También entre otras muchas cosas, Platón, hablaba de la justicia, de la verdad, de la belleza, de la creatividad, de la sabiduría, pero también hacia mención a ese valor tan importante como es la voluntad. Tener capacidad de afrontar retos, de proponerse objetivos, y poner en acción y en marcha, todo lo que sea necesario para conseguirlos, intentando desde el alma, que no sean banalidades, netamente materialistas, sino que fueran algo más, de eso que mencionamos de la conciencia. Claro que la voluntad, merma con el buenismo y a partir de ahí, todo lo que podamos estar configurando y dando a esos niños y adolescentes, a través de los mensajes, no son los adecuados ;porque, ante cualquier problema en que se vean involucrados, no tendrán las herramientas suficientes para poder afrontarlos. Sabemos que nos movemos apuntando a cumplir ciertos objetivos, pero también están los obstáculos que la vida misma pone por delante. El buenismo debilita al pequeño y hace que cualquier circunstancia pueda verse como un obstáculo enorme, y al no tener herramientas, lo llevarán al fracaso. En cambio, sucediendo lo contrario, si los hubiéramos preparado antes, puesto que formaría parte de la dinámica del alma. Tener una capacidad de análisis, crítica, argumentar criterios propios, que no se imponen y que a su vez están abiertos a los de los demás, eso tiene relación con la empatía eso es importante, pero lo es más, en una sociedad que va cerrando como un embudo. En demasiadas cosas nos encontramos con pensamientos únicos, “oficializados por expertos”. En algunos casos, hasta debemos callar y aceptar esa única versión. Esto nos limita, y nos impide realizarnos en plenitud. A partir de ahí, desde luego las herramientas para lo que somos realmente para tener ese criterio propio, para tener esa capacidad de crítica en palabras del mismo Platón, buscar la verdad, que es de lo que se trata . La verdad de uno mismo, de lo que nos rodea, para que la verdad tenga una presencia en nuestra vida. Para que esto sea así, hay que darles a los niños, como así también a los adolescentes recursos a través de la educación. Desde el acompañamiento, desde una escucha activa, desde el ejemplo, para cuando estén completamente metidos en el contexto en el que estamos, sepan mantener esa lucecita de su capacidad de análisis , de búsqueda de la verdad y poder argumentar con un criterio que muestre lo bien preparados que están para la vida. Quizá el secreto esté en dar lo mejor de nosotros mismos sin llegar a consentir ni desgastarnos. En coherencia con mis límites y prioridades. Preguntándome siempre antes de decir SÍ al otro: ¿Quiero? ¿Puedo? ¿Debo? Si es así, adelante. Recuerda que puedes seguir incorporando herramientas para tu crecimiento personal a través de nuestras formaciones. En relación con esta temática no puedes dejar de explorar nuestra: Certificación en Inteligencia Emocional. Nos vemos en la próxima! Namasté.

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El difícil arte de entendernos

¿Qué tan apurado o apurada estás hoy día para que conversemos? Una pregunta frecuente entre socios, entre amigos, entre esposos, novios, padres e hijos. Siempre hay alguien que necesita reunirse con el otro, pero ese otro parecería no importarle demasiado lo que necesitan conversar, y lo elude. No puedo, no tengo tiempo… mañana, y ese mañana nunca llega; y así se van acumulando las preguntas y temas sin resolver; y al mismo tiempo la carga energética cada vez es más negativa.

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¿Por qué me duele siempre la cabeza?

Indudablemente, has oído la expresión: «El cuerpo habla, lo que la boca calla».   A lo largo de los años, han surgido diversos estudios que exploran la conexión entre las dolencias corporales y las emociones que las subyacen.   Figuras notables en este campo, como Jacques Martel, Maestro Reikista, investigador, conferencista y autor de obras relevantes en esta área, han profundizado en la afirmación esencial: «Conocerme es poder sanarme«.   Martel, artífice de esta técnica, defiende que su implementación es sencilla cuando se decide emprender un cambio en la vida.   Luego de rigurosas pruebas y recopilación de datos de grupos con afecciones similares, Martel ha concebido un Diccionario en el que desglosa la ubicación de la dolencia, proponiendo examinar ciertas emociones negativas y su contrapartida positiva para su transformación.   Echemos un vistazo a algo muy común, como el dolor de cabeza y la migraña:   La cabeza constituye el epicentro de la comunicación y se halla estrechamente ligada a la individualidad. Es el «centro de control«.   A través de nuestros cinco sentidos, experimentamos emociones y comunicaciones diversas.   En caso de enfrentar desafíos o enfermedades en esta zona, es imperativo cuestionarse si se manifiestan conflictos relacionados con pensamientos, vida espiritual o crecimiento personal.   La congruencia de ambos aspectos propicia el equilibrio entre cuerpo y mente.   Diversas son las causas que desencadenan los dolores de cabeza. Por ejemplo, el estrés y la tensión originados al esforzarse por mantenerse en una posición determinada o al tratar de cumplir una tarea específica.   El dolor de cabeza surge también ante la obsesión por un cambio venidero, y la inquietud por lo que el futuro traerá.   Esta es una respuesta ansiosa y preocupada frente al presente, manifestándose como reacción a presiones externas impuestas por situaciones circundantes.   Puede también reflejar un sentimiento intenso de fracaso, duda y autocrítica, lo que desencadena una sensación de estar atrapado, como si la cabeza fuese una prisión, donde se juzga severamente lo que se observa.   El dolor de cabeza puede ser resultado de la negación y represión de pensamientos que uno teme expresar o simplemente no escucha, ya que se racionaliza y analiza toda experiencia.   Este comportamiento dualista, etiquetando situaciones como «correctas» o «incorrectas», contribuye a la creación de dicho dolor.   La incertidumbre acerca de obtener respuestas inmediatas desencadena la falta de confianza en el momento adecuado para que todo ocurra.   El dolor de cabeza también refleja emociones negativas, tales como inseguridad y ambiciones excesivas, que resultan en una expansión de los vasos sanguíneos.   En esencia, el dolor de cabeza refleja la evasión ante una realidad incómoda. Cuando temo enfrentar esta realidad, busco distraerme y huir hacia otros asuntos; esto se manifiesta como el dolor de cabeza.   Si el dolor se localiza en la frente, está relacionado con asuntos laborales o individuales. Si se ubica en los lados (cerca de las sienes), está conectado con lo emocional, como relaciones familiares o de pareja.   Independientemente de la causa, el dolor de cabeza guarda una estrecha relación con la individualidad.   El aprendizaje radica en cultivar la paciencia y flexibilidad hacia uno mismo y los demás.   Afirmar: «Mis ideas se aclaran cada vez más», y aprender a otorgar su justo espacio tanto al intelecto como a las emociones, logrando así un equilibrio. Esta armonía interna liberará y aliviará la cabeza.   Las migrañas frecuentemente están asociadas a desórdenes visuales y digestivos, y denotan una negación a asimilar los acontecimientos de la vida. Son un reflejo de angustia y frustración ante situaciones en las que no se puede tomar una decisión.   La migraña representa resistencia, vinculada a la incapacidad de cumplir con lo solicitado. La cabeza se «sobrecalienta» y duele solo con la idea de un objetivo inalcanzable.   La presión del entorno provoca la sensación de impotencia ante la falta de dirección clara. El conflicto se da entre el pensamiento, la razón excesiva, las necesidades y deseos personales.   Las migrañas pueden ser tan restrictivas que llega a parecer que la cabeza va a explotar.   El aprendizaje reside en reconocer que cuando se padece una migraña, es un llamado a tomar consciencia de la necesidad de modificar cosas y actuar con libertad en la vida, recibiendo a cambio alegría, paz y armonía.   Acompañar tu consulta médica con terapias energéticas alternativas es siempre una buena opción. La Certificación en Descodificación Biológica, la Terapia con Péndulo o la Maestría en Reiki Usui, podrían ser excelentes puntos de partida.   Ocuparnos de nuestro Bienestar debería ser prioridad, pues sólo si estamos bien podremos hacer bien. Namasté.

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