LA IRA, UNO DE LOS 7 PECADOS CAPITALES
Nos encontramos en una época marcada por la violencia, manifestándose en explosiones de ira en el hogar, en el trabajo e incluso en situaciones cotidianas como el tráfico.
La ira, cual combustible inflamable, nos impulsa a deseos destructivos y, aunque tratemos de ocultarla, a menudo la enterramos en lugar de enfrentarla.
Este sentimiento, en lugar de ser reprimido, debería ser escuchado y respetado, ya que actúa como un mapa que revela nuestra verdadera naturaleza y límites, según plantea Julia Cameron en su libro “El Camino del Artista”.
Experimentar ira no debería generar culpa; más bien, es una señal de que algo en nuestro interior necesita atención y acción.
La ira es una herramienta que, cuando se comprende y se utiliza adecuadamente, puede ser transformadora. El estancamiento, la apatía y la desesperación son los verdaderos adversarios; la ira, en sí misma, no es perjudicial.
La insatisfacción que experimentamos a menudo revela una carencia en el ámbito creativo de nuestras vidas.
No es suficiente depender de pastillas para lograr el equilibrio emocional; lo más efectivo es canalizar la ira de manera beneficiosa para uno mismo y para los demás.
Hoy en día, muchos terapeutas sugieren involucrarse en actividades artísticas como una forma de expresión.
Quizás te preguntes, “¿Pero qué arte puedo realizar si nunca me he dedicado a ello?”
Permíteme decirte que, si estás leyendo este artículo, este es el momento adecuado para explorar esta área.
Cada uno de nosotros alberga talentos desconocidos que esperan ser descubiertos y expresados.
Al responder a esta llamada creativa, activamos el “principio de sincronicidad” de Carl Jung, que conecta eventos de manera aparentemente casual pero significativa (en los años 60, llamábamos a estas conexiones “felices coincidencias”)
Explorarnos y plasmar nuestras emociones en papel, ya sea a través de la pintura, la escritura o la recitación, puede generar temor al principio. Sin embargo, seguir nuestra intuición nos lleva a comprender la posibilidad de un Universo que responde a nuestros intereses.
El descubrimiento de que ciertos eventos conducen a oportunidades inesperadas es sorprendente.
Las decisiones desencadenan torrentes de eventos que ofrecen oportunidades, encuentros y apoyo material cuando menos lo esperamos.
El arte no sólo abre nuestra mente y nos alivia, sino que también cura al mostrar lo más profundo de nosotros mismos.
Antes de que una herida pueda cicatrizar, debe ser reconocida.
Descubrir la naturaleza de nuestro talento específico implica liberarnos de modelos preestablecidos y permitir que nuestro yo natural se exprese, según lo propone Shakti Gawain.
El precio de esta travesía es el tiempo invertido en cambiar, ya sea de inmediato o a largo plazo.
Te invito a reflexionar y utilizar esta herramienta para conocerte mejor, mejorando no sólo tu interior sino también tus relaciones con los demás.
Namasté.