En la actualidad, la elección de hacerse un tatuaje responde a diversos motivos personales, desde la expresión de identidad hasta la inmortalización de momentos tanto felices como desafiantes.
Si bien los tatuajes eran considerados excepcionales en el pasado, hoy en día son más comunes y su popularidad ha crecido significativamente.
La razón para tatuarse puede ser tan única como la persona misma.
Algunos encuentran en los tatuajes una forma de sentirse únicos, diferentes y atractivos. Además, el diseño elegido puede representar un rasgo de personalidad, creencias, valores o gustos en general.
A veces, la decisión de tatuarse surge como respuesta a experiencias emocionales difíciles, formando parte de un proceso interno de aceptación y resiliencia.
El acto de tatuarse se convierte en una manera de autodefinirse sin necesidad de palabras, ofreciendo una afirmación personal.
Incluso, en situaciones donde la inseguridad puede prevalecer en ciertas áreas de la vida, como el trabajo, el deseo de un tatuaje puede convertirse en una afirmación y reafirmación del propio Ser.
Históricamente, los tatuajes eran simples y simbólicos, como el clásico corazón con la palabra “Mamá” que los marineros solían llevar en el brazo en la década de 1940.
Sin embargo, en la actualidad, los diseños han evolucionado hacia verdaderas obras de arte en 3D que inmortalizan escenas de series, héroes, personajes de películas, retratos de mascotas y mucho más.
La práctica de tatuarse incluso se ha expandido a cubrir grandes áreas de la piel, incluyendo espaldas, cuellos e incluso caras completas.
La tendencia de tener múltiples tatuajes, también conocidos como “tatuados en serie”, ha sido popularizada por figuras públicas como David Beckham y Cheryl Cole, quienes lucen colecciones notables de tatuajes.
A pesar de la creciente popularidad de los tatuajes, es crucial reconocer que el procedimiento no está exento de riesgos.
Los pigmentos utilizados pueden contener metales pesados y otros compuestos que pueden desencadenar alergias y trastornos inmunológicos.
Los locales de tatuajes raramente realizan pruebas previas de alergia, lo que podría llevar a problemas de salud posteriormente, como irritación, descamación e incluso anafilaxia.
Cuando se trata de menores de edad, la legislación establece que deben tener al menos 18 años para hacerse un tatuaje, y si son más jóvenes, deben contar con la autorización y firma de un adulto responsable.
En caso de que un joven esté considerando hacerse un tatuaje, es esencial proporcionarle información detallada sobre el procedimiento, destacando aspectos como el dolor asociado, la permanencia del tatuaje y las posibles complicaciones.
Además, se debe insistir en la importancia de elegir lugares que prioricen cuidados y medidas higiénicas para garantizar una experiencia segura y saludable.