Las Constelaciones Familiares representan una modalidad terapéutica única que se centra en la dinámica de los vínculos, proporcionando una visión clara y desenmarañando temas, para facilitar una pronta resolución.
Los terapeutas capacitados para esta técnica sostienen que la interpretación va más allá del conocimiento teórico, siendo la práctica la verdadera diferenciadora en cada sesión.
En este proceso, el Consultante interactúa con el Terapeuta o Canalizador, junto con los Facilitadores, que representan a los miembros familiares, cada uno asumiendo el papel de un personaje específico. Lo interesante es que, no sólo quien consulta experimenta sanación, sino que también los demás participantes se liberan de memorias dolorosas, de omisiones y de duelos que están arraigados en cada uno de ellos.
La entrega sin expectativas se convierte en un acto de liberación colectiva.
Abordar los “Órdenes del Amor en la Pareja” implica tomar conciencia de que procedemos de una pareja, nuestros padres, y que ellos, a su vez, provienen de una pareja anterior, generando una cadena de vínculos que se extiende hacia el pasado.
En términos celulares, somos una “pareja”. Por lo tanto, al involucrarnos con una posible pareja, nos encontramos con él o ella y con todo su sistema familiar, influenciando la relación.
El desafío radica en mantener la armonía del vínculo en el tiempo, ya que el enamoramiento inicial es efímero.
Lo significativo es poder ver en el otro lo que nos molesta de nosotros mismos y que tendemos a negar.
Compartir la vida diaria con la pareja permite que afloren estas proyecciones y que podamos ver nuestras heridas no sanadas proyectadas sobre el otro.
En este contexto, la Constelación ofrece una herramienta valiosa. Representando a la pareja en una consulta, los participantes se acomodan físicamente según el orden de las energías, que repiten su patrón de origen familiar.
Este proceso visual permite a los consultantes darse cuenta de las formas repetitivas y sus orígenes, brindando la oportunidad de realizar ajustes para mejorar su relación.
Estos patrones, heredados de generaciones anteriores, se transforman con el tiempo en creencias y mandatos que, sin dudas, afectan nuestros vínculos presentes.
Bert Hellinger destaca tres leyes fundamentales en el Orden del Amor: la Ley de Inclusión o Pertenencia (aceptar a la madre y al padre tal como son), la Ley de la Jerarquía (dar prioridad a quien llega primero) y la Ley del Equilibrio entre el Dar y el Recibir (mantener proporciones iguales).
En conclusión, tomemos acción en el acto de honrar a padres, parejas anteriores y sus familias, así como ganar conciencia de lo que se recibe y se brinda a la pareja día a día, para que la relación florezca.
Namasté.
Excelente información, gracias por su instrucción en los artículos recibidos, nos permite analizarla y poder aplicarla, muy ineresante