En la actualidad, observamos un creciente número de familias en las que la figura paterna está ausente.
Ya sea debido a divorcios que limitan el contacto con los hijos, o porque, incluso compartiendo la misma vivienda, el padre no participa activamente en la crianza, debido a compromisos laborales o la falta de comunicación.
Esta carencia en la infancia puede tener repercusiones significativas en la vida de los jóvenes, tanto en su adolescencia como en su adultez, como han demostrado diversos informes.
A medida que llegamos a la edad adulta, resulta crucial atravesar un proceso de aceptación de las figuras paterna y materna que tuvimos. Es esencial dejar de cargar con resentimientos y no culpar a nuestros padres por las decisiones que tomaron en nuestra niñez.
No es apropiado mantenernos enojados por cómo nos trataron en nuestra infancia, especialmente cuando alcanzamos los 30, 35 o 40 años. Llega un punto en que debemos asumir nuestra responsabilidad en la dirección que tomamos.
Tomar esta decisión es fundamental para alcanzar la madurez emocional.
Si seguimos permitiendo que esas heridas nos afecten, se corre el riesgo de quedarnos en un estado infantil, preso de la inmadurez y aferrados a la idea de que los problemas son culpa de nuestros padres.
Si deseamos avanzar, necesitamos comprender, aceptar y esforzarnos por empatizar con ellos. Debemos esforzarnos por entender sus decisiones y considerar que, a pesar de sus errores, su intención podría haber sido buena.
Se trata de lograr entender las intenciones detrás de sus acciones y comportamientos.
Probablemente ellos hicieron lo mejor que pudieron con los recursos y la educación que tenían en ese momento. A pesar de las dificultades que enfrentamos debido a su ausencia, es esencial liberarnos de la carga de culparlos.
La decisión de generar un vínculo de paz con nuestros padres puede mejorar nuestras relaciones interpersonales, incluida la relación de pareja.
Debemos considerar que la relación con ellos también se relaciona con el hemisferio izquierdo y derecho de nuestra psicología.
Podemos transformar nuestro pasado al reinterpretarlo con una perspectiva diferente, lo que nos otorgará: libertad emocional. Lo que antes considerábamos heridas y traumas, podemos empezar a verlo como oportunidades de reconciliación.
De manera general, la ausencia de un padre puede influir en nuestras decisiones inconscientes y en cómo nos relacionamos con nuestro entorno.
Aquellos que crecen en este contexto, a menudo asumen la responsabilidad que su padre ausente no tomó. Pueden convertirse en cuidadores de sistemas familiares y centrarse excesivamente en las necesidades de los demás.
A pesar de que esta cualidad puede ser valiosa, puede resultar contraproducente al coartar la autonomía y competencia de otras personas.
Además, este rol puede alimentarse de la necesidad de sentirse necesitados, lo que puede resultar en un beneficio secundario.
La solución no es asumir el rol de un padre ausente para satisfacer todas las necesidades familiares. En cambio, debemos generar distancia emocional para encontrar nuestros propios instintos y necesidades.
A menudo, reaccionamos de manera inconsciente al suplir las carencias que nuestro padre ausente dejó. Así, nos convertimos en “padres” de la familia. Pero la solución no es cargar con esas responsabilidades no correspondientes.
La ausencia paterna también se refleja en aspectos educativos.
La falta de participación del padre está correlacionada con menor nivel de escolaridad y mayor riesgo de abandono escolar. Los jóvenes sin figura paterna presentan un mayor riesgo de desempleo prolongado y están más propensos a situaciones de calle.
El suicidio, el consumo de drogas y la delincuencia en niños y adolescentes también muestran una correlación con la ausencia paterna, afectando en mayor medida a los varones.
En conclusión, es fundamental tomar conciencia de la construcción emocional que hemos desarrollado y trabajar en una nueva perspectiva basada en comprensión y amor.
A través de este camino, encontraremos la paz interior que tanto anhelamos.
Namasté.
Que pasa cuando un padre narcisista hace pasar por situaciones de peligro al niño y fomenta sus relaciones sociales sean sin respeto por ninguna clase de autoridad ni con su madre …ni con otros niños .
Muchas gracias, era justo lo que necesito . bendiciones
Es horrible una niñez sin padres
Como fue el caso mio
Excelente consejos
Es maravilloso tu video porque por años esto me ha hecho un daño en forma inconsciente y hace muy poco tiempo eh dedicado tiempo a mi ser porque eh caído en una depresión inmesa
Muy interesante
Gracias gracias gracias🙏💕
Namaste
hola, bien interesante éste tema con la ausencia del padre por eso como sociedad se ve la inseguridad de los hijos, porque no tuvieron una figura paterna que los guiaran.
Interesante información muy potente para el crecimiento personal.
👍
Súper excelente y explicativa muy bien detallada, y sobre todo de mucha ayuda , tanto personal como Iara ayudar a otros .🙏🌹
Súper importante la afectacion en la parte emocional del ser humano, al encontrarse en situación de vulnerabilidad por la ausencia paterna.
Q buen artículo…felicidades
Namasté
Muy explicado y ahora entiendo en tantas áreas en donde tiene repercusión un padre ausente y asumir la responsabilidad que me toca como hija .Además enseñar a mis hijos esto que acabo de leer. Gracias