¿Por qué me cuesta tanto tomar una decisión?

Existe una Conciencia que abarca a todos nosotros, y se conoce como conciencia advaita. Esta no se ajusta a una filosofía o religión específica, sino que, literalmente, significa “no dos” o “no dual”.


Esta concepción abraza la noción de que la realidad suprema es eterna e infinita, y sostiene que todo está interconectado, en lugar de estar desconectado como a menudo creemos.


Esta comprensión es esencial y se relaciona directamente con nuestros diálogos internos al tomar decisiones.


La vida está en nuestras manos, y cualquier problema que enfrentemos es, en realidad, una oportunidad.


La vida, en sí misma, no es problemática; son nuestros pensamientos y la mente humana los que crean los problemas. Cambiar la palabra “problema” por “oportunidad” puede cambiar nuestra perspectiva frente a las circunstancias.


Nuestras reacciones emocionales son el resultado de nuestra programación. Ser conscientes de esto no es suficiente; debemos tomar decisiones conscientes y ser conscientes de nuestras circunstancias.


En muchas ocasiones, nuestras decisiones no son tomadas por nosotros, sino por nuestro inconsciente, y, erróneamente, creemos que las hemos tomado de forma consciente.


El desafío radica en aprender a escucharnos a nosotros mismos y a los demás, y en comprender que nuestras creencias y prejuicios a menudo limitan nuestra percepción.


Para cambiar los resultados en la vida, debemos cambiar nuestra perspectiva y cuestionar si estamos viendo las cosas como son o como somos. La actitud es un componente fundamental en este proceso.


Cuando alguien enfrenta una depresión y lucha contra ella, en realidad la magnifica. La depresión, en muchos casos, esconde emociones como la ira y la rabia. Cambiar nuestra actitud hacia estas emociones puede ayudarnos a encontrar serenidad en lugar de irritación.


Una gran barrera que limita nuestro crecimiento es la creencia en nuestras historias personales y creencias limitantes. Sin embargo, todos tenemos una historia, aunque no siempre somos conscientes de que estamos atrapados en nuestra propia narrativa.


Debemos recordar que no podemos cambiar a los demás, sólo a nosotros mismos. La vida está en constante cambio, y debemos mantener una mente abierta.


Para obtener nuevos resultados en la vida, es crucial cambiar nuestras reacciones emocionales y perspectivas. El cambio conductual es insuficiente; debemos modificar nuestro pensamiento, sentimiento y percepción.


Siempre tenemos la capacidad de elegir. El camino no es intrínsecamente difícil ni fácil; somos nosotros quienes lo complicamos. Al tomar decisiones, a menudo erigimos nuestras propias barreras, debido a creencias y mandatos que nos gobiernan.


Nadie tiene derecho a decirnos cómo vivir nuestra vida, no obstante, debemos ser conscientes de que nuestras acciones conllevan consecuencias, no como castigo, sino como respuestas a nuestras elecciones.


Observar nuestros diálogos internos y las historias que nos contamos a nosotros mismos conlleva la toma de conciencia. Debemos reconocer que nuestras suposiciones influyen en nuestra observación, que a su vez moldea nuestras creencias, y estas creencias producen experiencias y comportamientos que refuerzan nuestras suposiciones.


Aquello que observamos se manifiesta en nuestra realidad, y creemos que es verdad. Somos los carceleros de nuestra propia percepción, y tenemos la llave para liberarnos.


Comienza observándote a ti mismo y desvincúlate de tus creencias autolimitantes.


Reflexiona sobre las conversaciones que has tenido en el último día sin juzgarlas, prestando atención a las palabras que has utilizado en diversas circunstancias. Esta práctica te permitirá comprender cómo tus palabras pueden haber influido en tus resultados.


El ejercicio de la toma de conciencia es un poderoso aliado para tomar decisiones más conscientes en la vida.


Namasté.

8 comentarios en “¿Por qué me cuesta tanto tomar una decisión?”

  1. Me encantó, muchisimas gracias, aprender a escuchar analizar mi narrativa con amor, in hacerme juiiis severos, pero también con un análisis crítico para i transformando lo que me duele o molesta.

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